31/3/16

La mayoría de los trabajos son una pesadez


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Seguimos estando subyugados por la noción, propia de la era industrial, de que nuestro trabajo nos define: pero hoy eso es manifiestamente incierto para la inmensa mayoría de la gente. Puestos a recurrir a clichés del siglo XIX, mejor recordar El derecho a la pereza: un panfleto involuntariamente profético escrito en 1883 por el yerno de Marx, Paul Lafargue, que sugería que la vida moderna ofrecía un mayor número de oportunidades para la propia realización a través del tiempo libre y las aficiones. El simple empleo desempeñaría, afortunadamente, un papel cada vez menor.

Acabé haciendo lo que siempre había querido hacer, y cobrando por hacerlo. Hay mucha gente que no tiene tanta suerte. La mayoría de los trabajos son una pesadez: ni te enriquecen ni te hacen disfrutar. Aun así (como nuestros predecesores victorianos) volvemos a contemplar el desempleo como una condición vergonzosa: algo semejante a un defecto de carácter. Hay expertos bien pagados que no dudan en sermonear a los "parásitos del erario público" acerca de la bajeza moral de la dependencia económica, la falta de decoro de los subsidios públicos y las virtudes del trabajo duro. Deberían probarlo alguna vez.

Tony Judt, en "El refugio de la memoria" 

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