2/11/14

Es triste la condición del ser humano

Vivimos en un mundo que no tiene sentido, ni propósito. Somos mortales, y todas las preguntas importantes... Para mí lo importante no ha sido nunca quién es el presidente de los Estados Unidos, esas cuestiones van y vienen. Las preguntas importantes se quedan con nosotros y no tienen respuesta. ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué estamos haciendo aquí? ¿De qué va esto? ¿Por qué es importante que envejezcamos, por qué morimos? ¿Qué significa la vida? Y si no significa nada, ¿de qué sirve? Esas son las grandes cuestiones que nos vuelven locos, no tienen respuesta, y uno tiene que seguir adelante y olvidarse de ellas.
Allan Stewart Königsberg (Woody Allen) / El País Semanal Nº1988 - Pág. 30

29/8/14

Kaiku Caffè Latte de Vainilla

Lo típico de que es verano y te echas siestas de esas con babilla y luego te despiertas grogui y te apetece un café pero hace bochorno y quieres algo más fresco pero que siga siendo café y miras en el congelador y no tienes hielos para un café con hielos porque los gastaste en el ron-cola del sábado y abres el frigo y ahí tienes un caffè latte de vainilla que respira un rollo tropical y lo coges con dudas porque a ti la vainilla ni te va ni te viene pero que te lo bebes y por fin ahora sí eso es lo que necesitabas.

17/6/14

El Entierro del conde de Orgaz

Hoy se ha presentado en el Museo Oteiza una nueva exposición, El Entierro del conde de Orgaz. La traslación de la mirada, para la cual hemos diseñado una pequeña edición que pronto compartiremos con vosotros en nuestra web. La expo está compuesta por una serie de interpretaciones del mítico cuadro de El Greco, a cargo de artistas como Jorge Oteiza, Picasso, Val del Omar (mega-recomendable su Fuego en Castilla), Equipo Realidad, Equipo Crónica, Josep Renau, Nerea de Diego, Kepa Garraza, Alvaro Matxinbarrena y José Ramón Amondarain. La exposición estará hasta septiembre, así que tienes tiempo para disfrutarla. Aquí algunas fotos de @giromatic

4/6/14

La quinta del 77

En ese frenesí de conciertos que vivimos en el julio español, suele ocurrir que carteles muy apetitosos pasen desapercibidos. Por ejemplo, el sábado [14 de julio de 2007] coincidían en Málaga dos héroes de 1977: Elvis Costello, proteico cabecilla de la new wave británica, y aquel veterano del CBGB llamado Willy de Ville, unidos por el festival Terral, la iniciativa veraniega del Teatro Cervantes. El periódico local prefería recomendar la actuación de Andy y Lucas, pero, ah, no hagamos sangre.
Jinetes en la Tormenta (Espasa), de Diego A. Manrique

20/5/14

Globos

Pequeño adelanto de una campaña que tenemos entre manos y que verá la luz en breve gracias a, entre otros, la impresionante magia de Lourdes Cabrera. ¡Viva Córdoba!

12/5/14

Última página

Una tarde soleada en que no se encontraba demasiado bien, Jobs estaba sentado en el jardín trasero de su casa y reflexionó sobre la muerte. Habló acerca de sus experiencias en la India de casi cuatro décadas atrás, su estudio del budismo y sus opiniones sobre la reencarnación y la trascendencia espiritual. "Creo en Dios aproximadamente al cincuenta por ciento -afirmó-. Durante la mayor parte de mi vida he sentido que debía de haber algo más en nuestra existencia de lo que se aprecia a simple vista".

Reconoció que, a medida que se enfrentaba a la muerte, podía estar exagerando aquella posibilidad motivado por un deseo de creer en una vida más allá de esta. "Me gusta pensar que hay algo que sobrevive después de morir -comentó-. Resulta extraño pensar que puedas acumular toda esta experiencia y tal vez algo de sabiduría, y que simplemente desaparezca, así que quiero creer que hay algo que sobrevive, que a lo mejor tu conciencia resiste".

Se quedó callado durante un buen rato. "Pero, por otra parte, a lo mejor es como un botón de encendido y apagado -añadió-. ¡Clic!, y ya no estás".

Entonces hizo de nuevo una pausa y sonrió levemente. "A lo mejor por eso nunca me gustó poner botones de encendido y apagado en los aparatos de Apple".

Steve Jobs, de Walter Isaacson

21/4/14

Miles Davies

Ocurrió en 1987. El presidente Reagan entregaba un reconocimiento oficial por toda su carrera a Ray Charles y convocó a ilustres afroamericanos. En la Casa Blanca se presentó Miles Davis, ajeno a toda etiqueta: pantalones negros de cuero, un chaleco encima de otro, chaqueta de esmoquin con una serpiente roja en la espalda. Cualquier otro sexagenario habría sido arrestado por hortera; él estaba por encima de semejantes consideraciones.

No todos los invitados eran conscientes de sus prerrogativas. Una incordiante dama de la buena sociedad de Washington se encaró con el trompetista y le preguntó malévolamente qué méritos tenía para estar allí. Miles fue a la yugular: "Bueno, he cambiado el rumbo de la música cinco o seis veces. Ahora, dígame: ¿qué ha hecho usted de importancia, aparte de ser blanca?".

Miles no exageraba, aunque un purista le podría reprochar que alguno de esos "cambios" no necesariamente fue positivo. Pero nadie le discutiría la belleza discreta de Kind of blue, el elepé que editó en 1959. Un disco que inauguraba el jazz modal, improvisaciones sobre escalas en vez de acordes. Una reunión de gigantes -contaba con el pianista Bill Evans y los saxofonistas John Coltrane y Cannonball Adderley- subordinados a la nunca explicitada visión de Miles.

Desde entonces, Kinf of blue no ha dejado de venderse, alcanzando cifras millonarias. Varias generaciones de músicos, desde Quincy Jones a Pink Floyd, lo han incorporado a su lenguaje. Más que un gran disco de jazz, Kind of blue es EL disco de jazz: la esencia de una música evasiva y cambiante.

Jinetes en la Tormenta (Espasa), de Diego A. Manrique