No soy quien para criticar a Luis Bassat (perdón, Señor Bassat), Dios me libre, pero como consumidor televisivo sí soy quien para hacer varios comentarios acerca del reality titulado “El Aprendiz”, que se estrenó el pasado lunes en La Sexta y que arbitraba dicho Señor, cuya fama publicitaria le precede.
1. Me guste o no, el programa engancha.
2. El formato es diferente, no como otros. Bassat 1 – Mejide 0.
3. ¿De qué circo han sacado a los participantes? Todos tienen (dicen tener) súper MBAs, súper dominio de idiomas, súper experiencias laborales en Proctor&Gambas, súper capacidad comunicativa, súper capacidad de gestión… pero luego no son capaces de vender unas putas aceitunas.
4. ¿Qué papel se supone que juega la secretaria-telefonista del Señor Bassat (¡oh, Señor!) en pleno siglo XXI? Sólo dijo una frase en todo el programa. Y la repitió 4 veces: “¿Señor Bassat? Sí. Pueden pasar”. Rompiendo estereotipos, sí Señor.
5. De los asesores del Señor Bassat, ¡oh, Señor!, no voy a hacer ningún comentario.
6. Esa estética de saturación azulesca en las cortinillas, imitando series televisivas del tipo Miami Vice, está muy vista.
7. ¿Alguien se fijó en la mesa de reuniones del señor Bassat? Vaya castañica…
8. Si el tal Juancho hubiera tenido un pelín de dignidad se tenía que haber despedido a sí mismo. La hiedra también trepa.